Que el ejercicio puede mejorar la salud no es nada nuevo. También es sabido que existen diferentes tipos de movimientos. Por ello, se puede hacer una distinción entre el entrenamiento cardiovascular y entrenamiento de resistencia o de fuerza. También se puede hacer distinción entre el esfuerzo en entrenamientos de corta duración como el sprint y los deportes de resistencia y el de larga duración como correr una maratón.
Cada uno de los diferentes tipos de ejercicio tiene su propia manera de mejorar la salud. En este artículo nos centraremos en el entrenamiento de resistencia. Esta forma de entrenamiento es conocida por aumentar el nivel de fuerza. Por lo cual te hace más fuerte. Puede que llegues a pensar que esto tiene que ver principalmente con el entrenamiento de los músculos, pero no solo trata de eso. El control de los movimientos del sistema nervioso también juega un papel importante.
El movimiento es coordinado por el cerebro usando los nervios que viajan desde el cerebro al resto del cuerpo. Esto se hace a través de dos grandes vías nerviosas: la vía del nervio corticoespinal y la vía del nervio reticuloespinal más primitivo. Se supone por lo general que la vía del nervio corticoespinal es la vía más importante para el movimiento y que la vía del nervio reticuloespinal está principalmente involucrada en el control de su postura.
Tan pronto como empiece a entrenar la resistencia o la fuerza, verá cómo aumenta la fuerza. En un principio, esto parece deberse principalmente a ajustes en el sistema nervioso y en menor medida a ajustes en los mecanismos de los propios músculos [1]. Investigadores del Instituto de Neurociencia de la Universidad de Newcastle en Inglaterra, han investigado recientemente qué partes del sistema nervioso están principalmente involucradas [2]. ¿Es la vía del nervio corticoespinal la que juega el papel más importante en esto?
Para el estudio, los investigadores entrenaron a dos monos hembra a levantar peso con un brazo. Durante un período de 8 a 9 semanas, dejaron poco a poco que estos monos levantasen más peso con el paso de los días, aumentando la resistencia de un tirador del que colgaban las pesas. Al finalizar el estudio, había 6 kg que colgaban del tirador. Este peso es comparable al peso corporal de los monos y, por lo tanto, suficiente para ser considerado como entrenamiento de fuerza.
Se investigó sobre qué parte del sistema nervioso de los monos reaccionó particularmente a dicho entrenamiento. Sorprendentemente, resultó que la vía del nervio reticuloespinal era la principal y, en menor medida, la vía del nervio corticoespinal. El aporte del sistema nervioso durante el entrenamiento de fuerza se debe, por lo tanto, principalmente a los ajustes en la parte más primitiva del sistema nervioso. Los ajustes en el control neuronal de los propios músculos resultaron no ser el factor más importante, al contrario de lo que se podría haber esperado.
Esto hace que el entrenamiento de fuerza sea un ejercicio aún más interesante de lo que ya se suponía. No solo se entrenan los músculos y su paciente se hace más fuerte, sino que también, esta forma de ejercicio ofrece un estímulo considerable al sistema nervioso. Si combina el entrenamiento de fuerza con el entrenamiento de fondo, también estimulará la absorción de glucosa independiente de la insulina en las células de su paciente. Todo ello hace que el entrenamiento de fuerza sea un ejercicio excelente en muchos aspectos.
[1] Folland JP, Williams. The adaptations to strength training: morphological and neurological
contributions to increased strength. Sports Med 37:145-168. Doi: 10.2165/00007256- 200737020-00004 pmid: 17241104
[2] Isabel S. Glover and Stuart N. Baker . Cortical, Corticospinal, and Reticulospinal
Contributions to Strength Training. Journal of Neuroscience 22 July 2020, 40 (30) 5820-5832; DOI: https://doi.org/10.1523/JNEUROSCI.1923-19.2020